José Carlos Mariátegui nació en Moquegua, el 14 de junio de 1894, en una familia muy modesta. Sus padres fueron María Amalia La Chira Ballejos y Francisco Javier Mariátegui Requejo. Tuvo dos hermanos: Guillermina y Julio César. Su padre abandonó el hogar siendo José Carlos muy niño; la madre, para mantener a sus hijos, se trasladó a Lima.

En 1902 empezó su enfermedad de las piernas, por lo que apenas pudo cursar estudios primarios y a los 14 años ingresó al diario «La Prensa» como ayudante de linotopista.

A pesar de no haber culminado sus estudios escolares, José Carlos llegó a formarse en periodismo y a partir de 1914 trabajó como redactor en el periódico La Prensa y colaboró con la revista «Mundo Limeño» y otras, pero en donde afirma su personalidad es en «Colonida» y «El Tiempo» en 1916. Cultivó varios géneros literarios.

En 1918 colabora con el diario «Nuestra Época» donde critica la estructura social vigente. En 1919 creó el diario La Razón desde donde apoyó la Reforma Universitaria y las luchas obreras. Critica al presidente Leguía y se vuelve la voz de los obreros al fundar la Federación Obrera Regional Peruana.

Viajó por Europa gracias a una beca. En Italia se casa con María Chiappe, viaja por varios países y se alinea al marxismo.

El 17 de marzo de 1923 regresa a Lima y colabora en diversos diarios, ejerciendo como profesor en la Universidad Popular González Prada.

En 1924, debido a una antigua lesión, le fue amputada una pierna. Sin embargo, su producción literaria se incrementa.

En setiembre de 1926 funda la revista «Amauta», donde publica sus «7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana», por capítulos.

Sufre cárceles y prisión domiciliaria en 1927 durante el proceso contra los comunistas.

En 1928 rompe con el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana, del líder Víctor Raúl Haya de la Torre) y funda el Partido Socialista y la revista proletaria «Labor». Un año más tarde, funda la Confederación de Trabajadores de Perú.

Su labor política en defensa del sindicalismo y el proletariado es muy importante, así como su innovador pensamiento político.

José Carlos Mariátegui falleció en Lima el 16 de abril de 1930, a los treinta y seis años, es conocido como «El Amauta», es decir, el Maestro, en quechua.

SALVAEDOR  ALLENTE

Salvador Allende Gossens (Valparaíso, 26 de junio de 1908Santiago, 11 de septiembre de 1973) fue un médico y político socialista chileno, presidente de Chile entre el 4 de noviembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973.

Allende fue un destacado político desde sus estudios universitarios en la Universidad de Chile. Fue sucesivamente diputado, ministro de Salubridad del gobierno de Pedro Aguirre Cerda, y senador desde 1945 hasta 1970, ejerciendo la presidencia de dicha cámara del Congreso entre 1966 y 1969.

Fue candidato a la presidencia de la República en cuatro oportunidades: en las elecciones de 1952 obtuvo un magro resultado; en 1958 alcanzó la segunda mayoría relativa tras Jorge Alessandri; en 1964 obtuvo un 38% de los votos, que no le permitieron superar a Eduardo Frei Montalva; y, finalmente, en 1970 en una reñida elección a tres bandas, obtuvo la primera mayoría relativa de un 36,6%, siendo ratificado por el Congreso Nacional. De ese modo, se convirtió en el primer presidente marxista en Occidente que accedió al poder a través de elecciones generales en un Estado de Derecho.

El gobierno de Allende, apoyado por la Unidad Popular (un conglomerado de partidos de izquierda), destacó tanto por el intento de establecer un camino no revolucionario hacia un Estado socialista usando medios legales –la «vía chilena al socialismo»–, como por proyectos como la nacionalización del cobre, en medio de la polarización política internacional de la Guerra Fría y de una grave crisis económica y financiera interna. La Cámara de Diputados, de mayoría opositora, aprobó un documento en agosto de 1973 en el que acusaba al gobierno de Allende de incurrir en violaciones permanentes de la constitución. Su gobierno terminó abruptamente mediante un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, en que participaron las tres ramas de las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros, tres años antes del fin su mandato constitucional; ese mismo día, luego que el Palacio de La Moneda fuese atacado por aviones y tanques, se suicidó.

Tras el fin de su gobierno sobrevino una dictadura militar encabezado por el general Augusto Pinochet, que duraría 17 años.

AUGUSTO PINOCHE

Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (Valparaíso, 25 de noviembre de 1915Santiago de Chile, 10 de diciembre de 2006) fue un militar chileno, dictador de ese país entre los años 1973 y 1990.[1]

Asumió en 1973 el cargo de comandante en jefe del Ejército de Chile. El 11 de septiembre de ese año, participó en un golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende.[1] Desde ese momento, Pinochet asumió el gobierno del país, primero bajo el cargo de presidente de la Junta Militar de Gobierno, y luego como Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974, que le confería el poder ejecutivo.

El 16 de diciembre del mismo año asumió el cargo de presidente de la República, que sería ratificado al promulgarse la Constitución de 1980. Su gobierno terminaría tras la derrota en el Plebiscito Nacional de 1988 y su sustitución por Patricio Aylwin en 1990. Pinochet se mantuvo como comandante en jefe del Ejército hasta el 10 de marzo de 1998, y al día siguiente asumiría el cargo de senador vitalicio,[1] que ejercería efectivamente por un par de meses.

La dictadura de Pinochet ha sido ampliamente criticada tanto en Chile como en el resto del mundo por las graves y diversas violaciones a los derechos humanos cometidas en el período denominado eufemísticamente como Régimen Militar, por lo que Pinochet debió enfrentar diversos juicios hasta la fecha de su muerte. Sus simpatizantes lo califican como un héroe que salvó al país del hipotético régimen comunista que, según ellos, pretendía instaurar Salvador Allende, así como de una eventual guerra civil.

Ernesto Guevara, más conocido como «Che Guevara» (Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928[1]La Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967), fue un político, escritor, periodista y médico argentinocubano.[2] Guevara fue uno de los ideólogos y comandantes que lideraron la Revolución Cubana (19531959) que desembocó en un nuevo régimen político en ese país. Guevara participó desde entonces y hasta 1965 en la organización del Estado cubano desempeñando varios altos cargos de su administración y de su Gobierno, principalmente en el área económica, siendo presidente del Banco Nacional y ministro de Industria, y también en el área diplomática como responsable de varias misiones internacionales.

Convencido de la necesidad de extender la lucha armada en todo el Tercer Mundo, el Che Guevara impulsó la instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina. Entre 1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país fue capturado y ejecutado de manera clandestina y sumaria por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA el 9 de octubre de 1967.

La figura despierta grandes pasiones en la opinión pública tanto a favor como en contra, convertido en un símbolo de relevancia mundial; para muchos de sus partidarios representa la lucha contra las injusticias sociales o de rebeldía y espíritu incorruptible, mientras que es visto por muchos de sus detractores como un criminal responsable de asesinatos en masa, acusándolo además de una mala gestión como Ministro de Industria.

Su retrato fotográfico, obra de Alberto Korda, es una de las imágenes más reproducidas del mundo tanto en su original como en variantes que reproducen el contorno de su rostro, para uso simbólico, artístico o publicitario, siendo uno de los iconos del movimiento contracultural.

GUERRILLA EN PAISES SURAMERICANOS

Publicado: agosto 28, 2011 en Uncategorized

LA «VIOLENCIA» Y LOS ORÍGENES DE LAS FARC

Las FARC se distinguen de otras organizaciones guerrilleras rurales -nacidas de «focos»-por su origen y profundas relaciones con el campesinado. Son herederas de un profundo proceso de lucha armada campesina por la tierra, que explica su persistencia por décadas, pero encuadrado y distorsionado por el stalinismo hasta moldearlo como «partido-ejército» de estructura férreamente vertical y métodos típicamente stalinistas, que llegaron en más de una ocasión a la ejecución de disidentes o de miembros de otras corrientes políticas y guerrilleras1.

Su origen se remonta a la guerra civil de 1948/58.
El 9 de abril de 1948 el asesinato de un líder populista liberal, Jorge Eliécer Gaitán, desencadena la huelga general y una insurrección espontánea de las masas urbanas en Bogotá y otras ciudades. La policía se subleva. Las masas casi toman el Palacio presidencial. Barrancabermeja, centro de la industria petrolera, queda en poder de los obreros por varios días. Pero el Partido Liberal, con influencai en las masas insurrectas, pacta con el gobierno conservador jaqueado y traiciona la lucha llamando a levantar la huelga general. La derrota de la insurrección cierra el ascenso de las masas urbanas y permite la instauración de una violenta dictadura. La derrota del «Bogotazo» traslada la resistencia al campo, donde empalman la resistencia liberal contra las persecusiones del régimen conservador, con la lucha campesina por la tierra.

La Violencia, como es conocido este período constituirá en opinión de Eric Hobsbawn, ‘… la mayor movilización armada de campesinos (ya sea como guerrilleros, bandoleros o grupos de autodefensa), en la historia contemporánea del hemisferio occidental, probablemente con la sola excepción de algunos momentos álgidos de la Revolución Mexicana». 2

Todo el país se alza en armas contra los conservadores, hasta que en 1953 los liberales abandonan la lucha armada y vuelven a pactar con el gobierno. Los latifundistas aprovechan para lanzar una contraofesniva para recuperar las tierras que los campesinos habían conquistado en los años anteriores. La «violencia» fue también «El ajuste de cuentas del latifundismo contra el campesinado, utilizando la violencia política. Por eso la violencia se convierte en una enorme empresa de despojo. Las gentes tenían que abandonar sus tierras porque les amenazaban su vida o atentaban contra ella. La compraventa obligada de tierra por precios ridículos. Alguien a dicho que la violencia fue una verdadera contrareforma agraria, una verdadera concentración de las tierras nuevamente en manos de los terratenientes.»3 Las masas rurales contestan con una amplia insurrección agraria, ponen en pie «repúblicas independientes» donde no entra ni el ejército ni el Estado, y donde rige el poder armado de los campesinos.

Desgraciadamente, la dirección está en manos del Partido Liberal y en menor medida del Partido Comunista Colombiano. El PL pactará una y otra vez con el gobierno hasta abandonar definitivamente la lucha armada, acogiéndose a la Amnistía de Rojas Pinilla en 1952, mientras que el PCC, aislará al movimiento armado de los campesinos y lo subordinará a su estrategia de colaboración de clases con la burguesía «democrática» y sus representantes del ala «progresista» del Partido Liberal.

Señala D. Pereyra, describiendo el surgimiento de las FARC:

«En la zona del Tolima surgieron guerrillas con influencia del Partido Comunista; los campesinos ocuparon tierras y crearon milicias. Así surgieron las «repúblicas independientes.»4

«En 1952 la guerrilla operaba en doce frentes regionales, sumaba entre 35.000 y 40.000 hombres armados y constituía un peligro para el régimen, asumiendo el carácter de una verdadera revolución social; la lucha comenzó a llegar a Bogotá.

En ese momento se produce el golpe populista del general Rojas Pinilla, que hace algunas concesiones al movimiento obrero y campesino, buscando hacerse de una amplia base social. Rojas Pinilla decreta una amnistía a la que se acogen la mayoría de los hombres alzados en armas de la guerrilla liberal.

«El 8 de septiembre de 1953, unos 10.000 combatientes dejaron la lucha. Los grupos del Tolima al mando de Manuel Marulanda y de Isauro Llosa se replegaron sin entregar las armas y continuaron luchando contra la represión que desató Rojas.»(…) «Las «repúblicas independientes» contaban con una administración propia; las más conocidas fueron las de Marquetalia, El Pato, Río Chiquito y Sumapaz. La de Marquetalia estaba dirigida por el dirigente campesino Pedro Antonio Marín, «Manuel Marulanda», que había combatido en la guerrilla liberal y luego junto a los comunistas. Estas milicias aceptaron la amnistía, pero no dejaron las armas y crearon el Bloque Sur de Coordinación.

«En 1964, bajo la presidencia del conservador León Valencia, el ejército movilizó a 16.000 hombres con apoyo aéreo contra Marquetalia; los 5.000 campesinos armados opusieron una resistencia tenaz, pero finalmente tuvieron que replegarse. Se estimó en 16.000 los campesinos muertos por los bombardeos masivos» (…) «En diciembre de ese año fue atacada la república de El Pato con parecidos resultados.» » A partir de esta campaña militar surgieron en Colombia tres organizaciones armadas que se han mantenido hasta la fecha: FARC, ELN y EPL.»I5

El rígido encuadramiento stalinista de las FARC hizo que el ELN castrista y el EPL maoísta surgieran por fuera de ellas, como rupturas con el tronco tradicional prosoviético del stalinismo. Éstas fueron guerrillas distintas por su origen y base social, menos campesina y más centrada en sectores urbanos.

El posterior surgimiento del M19, en los 70, que tras un corto auge terminó reinsertandose como un partido más del régimen, también es externo a las FARC. (su origen fue un desprendimiento de izquierda de ANAPO, el partido de Rojas Pinilla).

Por largos períodos las FARC vegetaron en pequeños sectores del territorio, reducidas a «una guerrilla más orientada a la ‘participación social’ de las comunidades bajo su influencia, que a una guerrilla destinada a la ‘substitución social’. De esta manera, las FARC no constituirían durante estos años un protagonista importante de la vida nacional.»6 Este proceso, resultado de la propia política stalinista de mantener a las FARC como una herramienta de presión sobre el régimen y para mantener su influencia sobre los sectores radicalziados del campo, facilitó a su vez el encuadramiento como «partido ejército» centralizado, aunque conservando fuertes lazos con la base campesina. Desde principios de los 80 comienzan a expandir su radio de acción en influencia y hacia 1985 ya han recobrado amplia base. Pero el salto más significativo de su influencia se da desde mediados de los 90.

NOTAS:
1 Entre las campañas típicamente stalinistas de insidiosas calumnias tenemos la siguiente cita, dirigida contra la fracción maoísta del stalinismo colombiano: «cuando la unidad de los destacamentos que están combatiendo el sistema en las primeras barricadas se hace más necesaria; cuando se precisa llevar claridad y no confusión a las filas revolucionarias, hay un grupo de individuos, algunos ligados a los servicios de inteligencia del gobierno, empeñados en destruir la unidad de nuestro Partido.
Su actividad, que se identifica con una forma de anticomunismo, practicado desde supuestas posiciones de izquierda, pretende dismularse con las divergencias de los dirigentes chinos con el movimiento comunista. Pero sus actos los señalan como los mejores servidores de la reacción contra el movimiento revolucionario»
(…)
Segunda parte de la ponencia central en la Segunda Conferencia Nacional de Autodefensa, 26 de setiembre de 1965, citado en Eduardo Pizarro Leongómez, Las FARC (1949-1966), Tercer Mundo editores, Bogotá, Colombia, 1991.
En 1986 todas las demás organizaciones guerrilleras debieron unirse y lanzar un ultimátum a las FARC para que pusieran fin a los asesinatos de militantes y simpatizantes de otros grupos.
2 Eric Hobsbawn, «La anatomía de La Violencia en Colombia», en Rebeldes Primitivos, Editorial Ariel, Barcelona, 1974., citado en Eduardo Pizarro Leogómez, Las FARC (1949-1966).
3 Gilberto Vieira, citado por Alape A., en La paz, la violencia, testigos de excepción, Bogotá, Planeta Colombiana editores, 1985. Citado en Correo Internacional Nº 14, noviembre de 1985.
4 Daniel Pereyra, Del Moncada a Chiapas, Historia de la lucha armada en América Latina, Los libros de la Catarata, segunda edición, 1994, España, 
5 Daniel Pereyra, op. cit. p.62 y 63.
6 E. Pizarro, Las FARC (1949-1966),

Frente Patriótico Manuel Rodríguez

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (conocido también por la sigla FPMR) es una organización político-militar revolucionaria de Chile, que inició sus actividades el 14 de diciembre de 1983 causando un «apagón» (corte del suministro eléctrico) a nivel nacional. Tomó su nombre del héroe de la independencia chilena Manuel Rodríguez Erdoíza.

Inicialmente el FPMR fue el aparato militar oficial del Partido Comunista de Chile (PCCh) en la resistencia armada contra la dictadura de Augusto Pinochet, dentro de la política de rebelión popular de masas impulsada por el Partido Comunista.

Frente Sandinista de Liberación Nacional

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) es una organización política de izquierda de tendencia socialdemócrata creada en 1961 en Nicaragua por Carlos Fonseca Amador, Santos López, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez y Silvio Mayorga. Se proclamó seguidor del movimiento emprendido por el líder nicaragüense Augusto C. Sandino (del que tomó el nombre), el cual sostuvo una guerra de guerrillas contra la intervención estadounidense en su país durante los años de 19271933.

EL FSLN que nació originalmente como Frente de Liberación Nacional, FLN (imitando al Frente de Liberación de Argelia que emergió de la lucha anticolonialista de esa nación africana) e impulsado por el ejemplo de la Revolución Cubana; aunque sus principales integrantes, excepto Santos López, se identificaron rápidamente con una línea ideológica marxista leninista, de moda en los movimientos de izquierda en el mundo en aquel momento.

Forma parte de la Internacional Socialista, e internacionalmente se identificaba con las fuerzas socialdemócratas, laboristas y socialistas democráticas del mundo.

 

En las décadas de los 60 y los 70, los golpes militares se hicieron algo corriente. Pero ya no era un general, o un coronel, el que con apoyo de sus compañeros se lanzaba a la conquista del poder, sino la corporación militar en pleno la que intervenía en la vida política. Esta situación se vio facilitada por el surgimiento de una conciencia corporativa entre la oficialidad, la creciente burocratización de los ejércitos y una mayor participación en la vida económica. Pero el intervencionismo militar no era un fenómeno autónomo, sino que era fomentado desde la sociedad civil, dada la incapacidad de los partidos y del propio sistema para resolver determinadas cuestiones políticas. Si bien algunos golpes fueron impulsados desde Washington, lo más normal era que los golpistas buscaran el visto bueno de la embajada norteamericana antes de quebrar el orden institucional, algo más frecuente que la participación abierta del Departamento de Estado. Por este camino se esperaba obtener una mayor legitimidad y el rápido reconocimiento internacional.
Los regímenes militares surgidos a partir de la segunda mitad de la década del 60 fueron conocidos como burocráticos-autoritarios. El Estado, controlado por los militares, buscaba completar la industrialización del país y la administración se dejaba en manos de tecnócratas. La alianza entre los militares y el poder económico, junto con las corporaciones transnacionales, fue decisiva y los militares pasaron a ocupar puestos clave en las empresas vinculadas con la defensa y la seguridad nacional. Los gestores militares consideraban fincas particulares a esas empresas, que fueron un foco de conflicto permanente cuando a fines de los 80 y principios de los 90 el poder civil intentó privatizarlas. Al mismo tiempo, el control de esas empresas llevó a los militares a desarrollar un discurso nacionalista, proteccionista y estatista, en el que convergían con algunos movimientos populistas.
Las elecciones peruanas de 1962 fueron ganadas por el candidato aprista Haya de la Torre, aunque por un margen escaso de votos. El ejército, descontento con el triunfo de su acérrimo enemigo dio un golpe destinado a impedir el acceso del APRA al poder. El golpe fue inicialmente deplorado por Washington, que retiró a su embajador en Lima, pero finalmente se plegó a la política de hechos consumados del ejército peruano. Esta situación se ha repetido en numerosas ocasiones y el intento de imponer situaciones de hecho a los gobernantes norteamericanos es una constante en la historia de los golpes militares en América Latina.
En el golpe militar que derrocó al presidente brasileño Joáo Goulart en 1964, la participación norteamericana fue más activa que en el caso anterior, pero los militares brasileños inauguraron un nuevo tipo de intervención. El Estado Mayor brasileño había diseñado con anterioridad al golpe un plan coherente para la gestión gubernamental y el desarrollo económico. La lucha preventiva contra las guerras revolucionarias, guerras internas de gran peligrosidad según los propios militares, se convirtió a partir de este momento en uno de los principales móviles de las intervenciones militares. El ejército brasileño fue uno de los primeros en desarrollar el concepto de guerra revolucionaria, vinculado con el peligro de expansión marxista leninista en todo el mundo y especialmente en el hemisferio occidental. De este modo se abrían las puertas a la intervención sistemática de las Fuerzas Armadas en la represión de los movimientos insurgentes y de los partidos de izquierda en general.
En algunos casos, como los golpes impulsados por Juan Velasco Alvarado en Perú, en 1968, y Juan José Torres en Bolivia, en 1970, los objetivos castrenses se vincularon a planteamientos reformistas y nacionalistas, aunque también intentaban evitar el estallido social. El gobierno de Omar Torrijos en Panamá podría asimilarse a los anteriores. La nacionalización del petróleo peruano o el tratamiento del tema del canal de Panamá son ejemplos de la orientación nacionalista y antiimperialista de estos gobiernos. Se trató de excepciones en América Latina, que provocaron disensiones en las filas de sus ejércitos. Golpes posteriores corregirían el rumbo impuesto a gobiernos militares tan atípicos.

REVOLUCION CUBANA

Publicado: agosto 28, 2011 en Uncategorized

Desde que se independizara de España, la vida política de Cuba había estado condicionada por la relación que mantenía con Estados Unidos.  Hasta 1933, en la constitución cubana existía una cláusula, conocida como la ‘Enmienda Platt’, que permitía la intervención norteamericana en la isla, «para proteger la vida, la libertad y los bienes’ de los ciudadanos de ese país, residentes en Cuba.

La Estación Naval en la Bahía de Guantánamo se estableció en 1898, cuando Estados Unidos obtuvo el control de Cuba por parte de España al término de la Guerra hispano-estadounidense, siguiendo con la invasión de la Bahía de Guantánamo en 1898. El gobierno de Estados Unidos obtuvo una concesión perpetua que comenzó el 23 de febrero de 1903, otorgada por Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República de Cuba.

El recién formado protectorado estadounidense incorporó la Enmienda Platt en la Constitución cubana. El tratado cubano-estadounidense establecía, entre otras cosas, que Estados Unidos tendría completo control y jurisdicción sobre la bahía de Guantánamo, con propósitos de operar estaciones navales y de embarque, mientras que reconocía que la República de Cuba mantenía su soberanía.

Hacia 1952, las empresas norteamericanas controlaban el 47,4% de la producción azucarera, el 90% de la producción de electricidad y de las redes telefónicas, el 70% de las refinerías de petróleo, el 100% de la producción de níquel y el 25% de las casas comerciales, los hoteles y la industria de productos alimenticios. Desde que comenzó la revolución, Cuba fue hostigada por Estados Unidos.  En 1960, el gobierno norteamericano dejó de comprar azúcar.  Esto condujo a un acercamiento de los cubanos con la U.R.S.S., que se comprometió a comprar medio millón de toneladas anuales de azúcar durante cuatro años.  Estados Unidos decidió entonces no enviar más petróleo a Cuba, que comenzó a proveerse de la U.R.S.S.

Las compañías norteamericanas en la isla se negaron a trabajar y el gobierno respondió expropiando y nacionalizando todas las empresas petroleras de ese origen y, luego, las compañías de electricidad y teléfonos.

La economía cubana y la dictadura de Batista

La economía de Cuba dependía de las exportaciones de azúcar, cuya producción y comercialización estaba controlada por compañías extranjeras.  Once empresas estadounidenses controlaban casi 1.200.000 hectáreas, que representaban el 47,4% de las tierras dedicadas al cultivo de caña de azúcar.

Fuerzas revolucionarias cubanas lideradas por Camilo Cienfuegos, avanzan hacia el latifundio de United Fruit Company para realizar en nombre del pueblo cubano la intervención y nacionalización de las tierras según dispuesto por la reforma agraria de Castro en 1959

Como en otros países de América Latina, existían, además, grandes latifundios.  Según un censo de 1945, 4 mil personas eran dueñas de más de la mitad del territorio.

 A partir de 1944, por primera vez la mayoría de la población pudo participar en elecciones.  Sin embargo, los gobiernos electos continuaron bajo la influencia de Estados Unidos.

En los primeros años de la década de 1950 se incrementaron las acusaciones de corrupción y, ante las movilizaciones de protesta, un sector del ejército apoyado por compañías norteamericanas y empresarios cubanos, dio un golpe de Estado.  El nuevo dictador fue Fulgencio Batista.

La dictadura sólo se sostuvo mediante una violenta represión.  En poco tiempo, comenzó la resistencia, que unía en sus reclamos la lucha contra las injusticias y desigualdades del orden social con los planteos de independencia económica y autonomía y, por lo tanto, contrarios a la injerencia de Estados Unidos en el país y en la región.

En la universidad se colgaron banderas negras como señal de luto por la «muerte de la democracia» y se conformaron las primeras organizaciones de oposición.  Los estudiantes reclamaban el retorno a las formas democráticas de gobierno, y propiciaban, para ello, como método de lucha válido, incluso la violencia acompañando las protestas masivas de la oblación.

 El inicio de las acciones guerrilleras
Como parte de las acciones rebeldes, el 26 de julio de 1953, un centenar de jóvenes pertenecientes a los sectores medios y obreros, ¡¡dorados por Fidel Castro, intentaron tomar el cuartel de Moncada, la segunda base militar de¡ país.  Buscaban con esta acción dar comienzo a un proceso que llevara al derrocamiento de¡ dictador.  El asalto fracasó, pero permitió al grupo revolucionario hacer un llamamiento a la insurrección y a la unión de¡ «pueblo» cubano: obreros rurales e industriales, pequeños agricultores, maestros, comerciantes, profesionales, desocupados, en definitiva, todos los sectores excluidos de la sociedad.

En 1956, los integrantes de¡ Movimiento 26 de Julio -denominado así por los revolucionarios luego de¡ acontecimiento de Moncada- organizaron desde México una expedición para ingresar clandestinamente en Cuba.  A bordo de un pequeño barco de nombre «Gramma», desembarcaron en las playas de la Isla y se establecieron en Sierra Maestra, donde crearon un foco guerrillero.  Con el tiempo, el grupo inicial terminó convirtiéndose en el «ejército rebelde».

 Los guerrilleros dieron a conocer un manifiesto en el cual se expresaba la necesidad de que todas las organizaciones opositoras cubanas se unieran y formaran un gran frente revolucionario. Éste debía nombrar un gobierno provisional que exigiera la renuncia de¡ dictador y convocara inmediatamente a elecciones libres.

El ejército rebelde comenzó así a salir de su aislamiento y a encontrar nuevas adhesiones.  Se sumaron importantes contingentes de jóvenes que fueron conducidos por líderes como Camilo Cienfuegos y el argentino Ernesto «Che» Guevara.

Durante los primeros meses de 1958, los guerrilleros intentaron, sin éxito, organizar una huelga general.  A partir de este fracaso, decidieron continuar fortaleciendo las guerrillas rurales para resistir la ofensiva de¡ ejército de Batista y, posteriormente, invadir los llanos, tomar las provincias centrales y, por fin, derrocar a la dictadura.

En pocos meses fueron conquistando estos objetivos y, con el apoyo de amplios sectores de la población, en enero de 1959, tomaron La Habana, capital de Cuba.  La lucha antidictatorial por el retorno a las formas democráticas de gobierno, pronto se transformó en una verdadera revolución social.

Una vez en el poder, se adoptaron un conjunto de medidas que modificaron de raíz el orden social en Cuba.  El ejército de la dictadura fue reemplazado por el «ejército rebelde», los cargos de gobierno fueron asumidos por los jefes revolucionarios y, a partir de allí, se inició la tarea de transformar a la sociedad cubana.

Los cambios revolucionarios
Para modificar las enormes desigualdades económicas que caracterizaban a la sociedad cubana, el gobierno revolucionario comenzó a aplicar la Reforma Agraria.  Una primera ley de 1959 estableció que serían expropiadas todas aquellas tierras que excedieran las 400 hectáreas, por lo cual se respetarla la propiedad de pequeños y medianos productores.  No obstante, en 1963 otra ley decidió la expropiación de todas las parcelas mayores de 63 hectáreas.  La mayor parte de las tierras fueron distribuidas entre los campesinos que carecían de éstas y el resto pasó a formar parte de las haciendas estatales, las cuales ofrecieron trabajo a los desocupados de las zonas rurales.

Con la revolución la formación integral de los estudiantes empezó a combinar el estudio con el trabajo. Aquí se ve a un estudiante secundario trabajando la siembra de tomates en 196

A pesar de haber iniciado una política industrializadora, los fracasos de la misma llevaron al gobierno revolucionario a reforzar la producción de bienes primarios, fundamentalmente níquel y azúcar.

La política económica llevada adelante por el gobierno revolucionario afectó, desde un primer momento, los intereses de Estados Unidos en Cuba.

En 1961 Cuba rompió relaciones con Washington y proclamó el carácter socialista de su gobierno y estrechó sus lazos comerciales con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) y el resto de los paises socialistas.  Frente a esta decisión, Estados Unidos presionó a los demás países de América Latina y logró que expulsaran a Cuba de la Organización de Estados Americanos y rompieran relaciones con su gobierno.  Cuba sólo logró mantener relaciones con México.

Los cambios en la economía fueron acompañados por reformas en otras áreas, que buscaban transformar a la sociedad cubana.  En ese sentido, el gobierno estableció dos áreas de prioridad: la educación y la salud.  Se iniciaron campañas masivas de alfabetización, se crearon nuevas escuelas y universidades, creciendo notablemente el número de alumnos y maestros.

En cuanto a la salud, se implementó una red sanitaria para garantizar en forma gratuita la asistencia a toda la población, se crearon nuevos hospitales y clínicas, así como también, institutos de investigaciones médicas.

Una nueva ley de alquileres redujo su valor en un 50%.  Además, se otorgaron créditos a largo plazo para que los inquilinos pudieran comprar sus casas.  Se estableció la gratuidad de todos los servicios (agua, luz, gas, teléfonos, etc.) y el establecimiento de una ración de alimentos y vestimenta para cada uno de los cubanos.  También se intentó reducir las diferencias salariales entre los trabajadores.

La adopción de todas estas medidas, que eliminaban el sistema capitalista en Cuba, sus buenas relaciones diplomáticas y comerciales con los demás países socialistas y el apoyo brindado a las luchas sociales en diversos sitios de¡ planeta, llevaron a que Estados Unidos buscara por todos los medios aislar a Cuba de los demás países latinoamericanos y ahogarla mediante un bloqueo económico y marítimo que afecta al pueblo cubano desde hace décadas. 

 

DOCTRINA MONROE

Publicado: agosto 27, 2011 en Uncategorized

La doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823. Dirigida principalmente a las potencias europeas con la intención de que los Estados Unidos no tolerarían ninguna interferencia o intromisión de las potencias europeas en América.

La frase toma su sentido dentro del proceso de imperialismo y colonialismo en el que se habían embarcado las potencias económicas de esos años. Se presentó como defensa de los procesos de independencia de los países sudamericanos. Sin embargo, se produjeron igualmente intervenciones europeas en asuntos americanos como por ejemplo la ocupación española de la República Dominicana entre 1861 y 1865, el bloqueo de barcos franceses a los puertos argentinos entre 1839 y 1840, el establecimiento de Inglaterra en la costa de la Mosquitia, en Nicaragua, y la ocupación de las Islas Malvinas por parte de Gran Bretaña en 1833.

La doctrina fue presentada por el presidente James Monroe durante su séptimo discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión. Fue tomado inicialmente con dudas y posteriormente con entusiasmo. Fue un momento definitorio en la política exterior de los Estados Unidos. La doctrina fue concebida por sus autores, especialmente John Quincy Adams, como una proclamación de los Estados Unidos de su oposición al colonialismo, pero ha sido posteriormente reinterpretada de diversas maneras.

Al comienzo del siglo XX Estados Unidos afirmó su Doctrina del destino manifiesto y el presidente Theodore Roosevelt emitió el Corolario de 1904 (Corolario Roosevelt) afirmando que, si un país americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país «desquiciado» para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Este corolario supuso, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.

DECLARACIÓN

La interpretación posterior del contenido de esta doctrina ha variado con el tiempo. Primero se vio en ella la afirmación de la absoluta independencia de los Estados americanos en todo asunto a ellos concerniente; después, se invocó para rechazar toda acción de los Estados europeos, aun en asuntos en que el Derecho internacional la admite; y desde hace mucho tiempo que los Estados Unidos han, como escribe el ruso F. de Martens, modificado la regla «América para los americanos» sustituyéndola por esta otra: (América para los americanos del Norte).[1]

Los Estados Unidos se han negado a reconocer el derecho de los Estados europeos para celebrar entre sí tratados relativos a las grandes vías de comunicación abiertas en América al comercio y a la comunicación universal, a pesar del interés que en ello pueden tener aquellas potencias europeas que tienen posesiones o colonias en América.

En este particular resulta esclarecedor lo ocurrido con el canal de Panamá, sobre el cual (y en contra de lo convenido en el Tratado Clayton-Bullwer, celebrado entre los mismos Estados Unidos e Inglaterra en 1850) pretendió la República norteamericana desde 1881 ejercer una inspección exclusiva, y lo ha logrado. La supremacía que los Estados Unidos pretenden ejercer en toda América, aun contradiciendo los principios de Monroe o reinterpretándolos, ha quedado patente en múltiples ocasiones, de las cuales bastará recordar su mediación de 1881 con motivo de la guerra entre Chile y el Perú.[2]

Años más tarde, los Estados Unidos, después de tres años de neutralidad, deciden apoyar a los Aliados. En el mensaje que el presidente Wilson envió al Senado norteamericano a principios de 1917, al tratar de la guerra europea y de las bases para la paz, propuso «que las diversas naciones adoptasen, de común acuerdo, la doctrina del presidente Monroe como doctrina del mundo: que ninguna nación trate de imponer su política a ningún otro país, sino que cada pueblo tenga la libertad de fijar por sí mismo su política propia, de elegir el camino de su progreso, y esto sin que nada le estorbe, ni le moleste, ni le asuste, de tal modo que se vea a los pequeños marchar parejos con los grandes y poderosos». Pero la máxima culminación de este proceso histórico se produce cuando los E.E.U.U. entran en guerra para combatir el nazismo en Europa.

Wheaton y Martens afirman que la doctrina Monroe no constituye sino la opinión personal del jefe del poder ejecutivo de los Estados Unidos en 1823, pero que no es una ley internacional aplicable a los Estados Europeos.

JOHN F. KENNEDY

Publicado: agosto 22, 2011 en Uncategorized

John Fitzgerald Kennedy (Brookline, Massachusetts, 29 de mayo de 1917 – † Dallas, Texas, 22 de noviembre de 1963) fue el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Fue conocido como John F. Kennedy, Jack Kennedy por sus amigos y popularmente como JFK.
Elegido en 1960, Kennedy se convirtió en el segundo presidente más joven de su país, después de Theodore Roosevelt. Ejerció como Presidente desde 1961 hasta su asesinato en 1963. Durante su gobierno tuvo lugar la invasión de Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles de Cuba, la construcción del Muro de Berlín, el inicio de la carrera espacial, la consolidación del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, así como los primeros eventos de la Guerra de Vietnam.
Durante la Segunda Guerra Mundial, destacó por su liderazgo como comandante de la lancha torpedera PT-109 en el área del Pacífico Sur. Realizando un reconocimiento, la PT-109 fue impactada por un destructor japonés, que partió la lancha en dos y ocasionó una explosión. La tripulación a su cargo logró nadar hasta una isla y sobrevivir hasta ser rescatada. Esta hazaña le dio popularidad y con ella comenzó su carrera política. Kennedy representó al estado de Massachusetts como miembro de la Cámara de Representantes desde 1947 hasta 1953 y luego como senador desde 1953 hasta que asumió la presidencia en 1961. Con 43 años de edad, fue el candidato presidencial del Partido Demócrata en las elecciones de 1960, derrotando a Richard Nixon en una de las votaciones más ajustadas de la historia presidencial del país. Kennedy había sido la última persona en ser elegida ejerciendo como senador hasta la elección de Barack Obama en el 2008. También ha sido el único católico romano en ser elegido presidente de EE. UU. hasta la fecha, así como el único nacido durante la Primera Guerra Mundial y también el primero nacido en el siglo XX.
El presidente Kennedy murió asesinado el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, Estados Unidos. A Lee Harvey Oswald lo detuvieron y acusaron del homicidio, pero fue asesinado dos días después por Jack Ruby por lo que no pudieron someterlo a juicio. La Comisión Warren concluyó que Oswald había actuado solo en el asesinato. Sin embargo, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos estimó en 1979 que podría existir una conspiración en torno a su asesinato. El tema ha sido muy debatido y existen múltiples teorías sobre el magnicidio. El crimen fue un momento importante en la historia de los Estados Unidos debido a su traumático impacto en la psique de la nación.
Muchos han considerado a Kennedy como un icono de las aspiraciones y esperanzas estadounidenses; en algunas encuestas realizadas en su país continúa siendo estimado como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos

LA GUERRA FRIA EN AMÉRICA LATINA

Publicado: agosto 22, 2011 en Uncategorized

Cuando la Guerra Fría llegó a América Latina…
La Política Exterior Norteamericana hacia Latinoamérica durante
las presidencias de Eisenhower y Kennedy (1953-1963).
Por Valeria Lourdes Carbone
Presentación
La Segunda Guerra Mundial significó un verdadero vuelco en las relaciones
internacionales de todo el planeta. Con el fin de la contienda y el advenimiento de la
Guerra Fría las superpotencias emergentes reorientaron su política exterior tanto a nivel
global como hacia sus “áreas de influencia”.
El siguiente es un trabajo bibliográfico en el que nos proponemos analizar como
América Latina cayó bajo los efectos del conflicto diplomático mantenido por Estados
Unidos y la URSS, centrándonos básicamente en cual fue la política que el Gobierno
Norteamericano llevó adelante en la región que considera como su “patio trasero”.
Desde esta perspectiva, se analizarán las implicancias de la diplomacia de las
administraciones de Dwight Eisenhower y John F. Kennedy hacia la región, los casos
paradigmáticos de Guatemala y Cuba, y el punto de inflexión que significó la llamada
“Crisis de los Mísiles” en la reorientación de la política exterior llevada a cabo por
Washington hasta ese momento.
I. La política exterior norteamericana en el nuevo orden internacional.
La Segunda Guerra Mundial produjo una verdadera transformación en todo el
sistema que regía las relaciones entre las naciones. Europa Occidental, centro del
poderío mundial durante siglos, estaba físicamente destrozada y económicamente
postrada. Las cuatro principales potencias de preguerra – Alemania, Gran Bretaña,
Francia e Italia – estaban enormemente debilitadas y no se encontraban en condiciones
de liderar al viejo continente, mucho menos al mundo. Ante el indefectible declive de las
potencias europeas, fueron los restantes triunfadores de la contienda, Estados Unidos y
la Unión Soviética, los que emergieron como las principales potencias hegemónicas en el
nuevo orden internacional de la segunda posguerra.
Durante el conflicto, la lucha contra un enemigo común disfrazó temporalmente las
enormes diferencias políticas, económicas y sociales existentes entre ambos. Pero
pronto, soviéticos y norteamericanos se encontraron enfrentándose en una
confrontación definitivamente hostil. Para el gobierno norteamericano, la política Centro Argentino de Estudios Internacionales http://www.caei.com.ar
Programa Historia de las Relaciones Internacionales
2
soviética de “satelización” de Europa Oriental (de los estados liberados u ocupados por el
Ejército Rojo durante el conflicto bélico), había transformado a la URSS de un aliado en
la guerra a un enemigo en la posguerra, cuyos intereses vitales no podían ser
reconocidos sin poner en peligro aquellos de los Estados Unidos.
1
De esta manera, los
líderes norteamericanos, entendedores de que comunismo y capitalismo eran
definitivamente incompatibles, delinearon una nueva política exterior menos conciliatoria
y mucho más firme que, tomando la caracterización del historiador de la Guerra Fría
John Lewis Gaddis, se resumía en la idea de “ponerse duros con Rusia”
2
.
Actuando en consecuencia, en marzo de 1947, Washington proclamó los lineamientos
de esta política en la llamada “Doctrina Truman”. En ella, se manifestaba abiertamente
la existencia de un conflicto ruso-norteamericano, basado en ideologías y modos de vida
frontalmente contrarios, que hacía necesario que Estados Unidos se avocara a evitar la
expansión de la “tiranía comunista” en la comunidad internacional:
“…prácticamente todas las naciones se ven obligadas a optar por dos
modos de vida diferentes… Una de las formas de vida posible se basa en la
voluntad de la mayoría, y se distingue por el libre juego de las
instituciones, por la representatividad del gobierno, por la convocatoria a
elecciones libres, por garantizar la libertad individual, la libertad de palabra
y de culto, y por la total ausencia de opresión política. Otra de las formas
de vida se basa en la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza a la
mayoría. Se apoya en el terror y la opresión, en la supresión de las
libertades individuales… la política de los Estados Unidos debe ser la de
apoyar a los pueblos libres que luchen contra el yugo que se pretende
imponerles mediante la acción de minorías armadas o por presiones
exteriores.

Publicado: agosto 22, 2011 en Uncategorized

Publicado: agosto 22, 2011 en Uncategorized

PERSONAJES DE LA GUERRA FRIA

Publicado: agosto 22, 2011 en Uncategorized

Jefe del KGB (Comité para la Seguridad del Estado) soviético de 1967 a 1982 y secretario general del PCUS y líder de la URSS desde la muerte de Breznev, en noviembre de 1982, hasta su propio fallecimiento quince meses más tarde.

Ingresó en el PCUS en 1939 y ascendió en la jerarquía de la burocracia soviética. Como embajador en Hungría (julio 1954 a marzo 1957) desempeñó un papel clave en la invasión soviética del país. Tras volver a Moscú, continuó su carrera y fue nombrado jefe de la temida KGB en 1967. Andropov adoptó una línea dura basada en la represión de cualquier tipo de disidencia política.

Elegido Secretario General del PCUS sólo dos días después de la muerte de Breznev, el 12 de noviembre de 1982, apenas pudo gobernar por sus problemas de salud. Desapareció de los actos públicos en agosto de 1983 y fue sustituido tras su muerte pocos meses después por Chernenko.

Hijo de un próspero terrateniente azucarero, Fidel Castro organizó una guerrilla, el Movimiento 26 de Julio, que consiguió derrocar el 1 de enero de 1959 a la dictadura corrupta de Fulgencio Batista, apoyada por EE.UU.

La llegada al poder de los «barbudos», como se conocía a los guerrilleros que bajaron de Sierra Maestra, abrió una verdadera incógnita. Fuertemente nacionalista, sus relaciones con unos EE.UU. que controlaban gran parte de la economía del país se deterioraron con enorme rapidez. Nacionalizó gran parte de la economía e inició el establecimiento de un sistema dictatorial que muy pronto se alineó con la URSS. Gran parte de las clases medias huyeron hacia EE.UU. donde se constituyó un poderoso lobby anti-Castro.

En enero de 1961, justo antes de abandonar el cargo, Eisenhower rompió relaciones diplomáticas. El 15 de abril, Kennedy lanza un intento de invasión del país organizado por la CIA. Bahía de Cochinos o Playa Girón supusieron un vergonzoso fracaso norteamericano y precipitaron aún más el alineamiento de Castro con el bloque soviético. En diciembre de 1961, Castro se proclamó marxista-leninista.

El despliegue de misiles soviéticos en la isla y su descubrimiento por aviones espía de EE.UU. desencadenaron la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962, el momento en el que el mundo se halló más cerca de una guerra nuclear. La retirada de los misiles ordenada finalmente por Kruschev supuso una humillante derrota para un Castro que hubiera sido partidario de plantar cara a Washington. Pese a ello su apoyo a las tesis soviéticas siguió siendo absolutamente disciplinado. En 1968 apoyó la invasión de Checoslovaquia.

En adelante, Castro se convirtió en el gran abanderado del Tercer Mundo contra el «imperialismo americano». Pese al embargo comercial americano, su economía, fuertemente subvencionada por la URSS, le permitió acometer avances sociales e iniciar una activa política internacional de apoyo a los movimientos guerrilleros en América Latina e, incluso, el envío de tropas a Angola (1975) y Etiopía (1977).

La caída de la URSS en 1991 le convirtió en un dictador marginal al frente de una de las pocas dictaduras comunistas supervivientes. La desaparición de la ayuda soviética precipitó el colapso de la economía cubana. Castro tuvo que abrir desesperadamente el país al turismo, mientras continuaba con una dura represión de toda disidencia.